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Armas

Escopeta de combate

Ideal para misiones de seguridad y control de disturbios, emboscadas e irrupciones

Autor: Seratti Ricardo

Fecha publicación: 01/02/2007

Durante mucho tiempo la escopeta ha sido considerada como un arma no apta para la guerra; se la identificaba más con los civiles. Su empleo se remonta a principios de siglo en las campañas antiguerrilleras de Filipinas y luego en la Primera Guerra Mundial, para su utilización en las trincheras o en los asaltos a las mismas a corta distancia.

La marca y modelo reconocido en ese tipo de lucha fue la Winchester, modelo 1897, calibre 12, de cinco tiros, a repetición y también la Remington M-10.

Fue utilizada en la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico y la prueba de que los militares no le brindaron mucha atención es que se utilizó la misma marca y modelo de la I GM, con ligeras modificaciones de terminación. En el año 1948, en ocasión de la revuelta comunista en Malasia, los británicos concluyeron que era el arma ideal para sus tropas SAS especializadas en lucha contraguerrilleras y adoptaron la escopeta semiautomática marca Browning, en calibre 12, con cartuchos de postas de 8,8 mm, llegando a la conclusión que un disparo impactando de pleno en un hombre, cualquiera sea el lugar afectado producía la incapacitación y el sistema de fuego semiautomático les permitía disparar rápidamente el segundo tiro por cualquier eventualidad.

Además, un enemigo herido en la jungla a veces beneficia a las tropas contraguerrilleras, dejando rastros que son fáciles de seguir; afecta la movilidad, motor de la guerrilla, haciendo que su repliegue sea más lento; perjudica la moral de combate; las heridas se gangrenan rápidamente y deben disponer de combatientes para efectuar tareas de camilleros.

En un enfrentamiento a corta distancia la diferencia puede ser la vida o la muerte. Para otra aplicación, es un error grave dejar ir a un enemigo herido, pero para este tipo de lucha militar, por alguna de las razones expuestas, se obtiene una mayor serie de beneficios. El afectar el limitado aparato logístico de las guerrillas es muy importante para las fuerzas encargadas de combatirlas. En cuanto al empleo del arma antes descripta, les requería menor entrenamiento a las tropas nativas partidarias del Imperio.

En la guerra de Vietnam también fue utilizada la escopeta de repetición calibre 12 con postas de 9 mm de diámetro. Si bien no tiene penetración en la jungla, es apta para combates a corta distancia y para defensa y seguridad de perímetros, pilotos de helicópteros o tareas de control de población en las ciudades, siempre y cuando se tenga presente su radio de acción eficaz.

En los años setenta, que se caracterizaron por la aparición de numerosos grupos políticos armados en casi toda América Latina, se comenzó a proveer a las fuerzas policiales y también a las militares de este tipo de armas. La experiencia argentina en la lucha contraguerrillera en los montes tucumanos indica una preferencia hacía el fusil de asalto FAL calibre 7,62 x 51 mm, quedando relegada al uso urbano.

Para el combate urbano que generalmente es a corta distancia, es un arma muy apta para blanco fugaces debido a sus múltiples proyectiles y mayor pegue probable que cualquier otra arma de uso individual. También sabemos que la mayoría de los combatientes no apuntan con precisión, sino que tiran en dirección al enemigo.

Sería muy extenso relatar todas las guerras en donde la escopeta de combate estuvo presente, pero vale la pena destacar que debido al uso de coches bombas en la guerra del Líbano, los norteamericanos utilizaron la Remington 870 con munición brenneke, con mayor alcance y potencia, para la detención de los automóviles conducidos por combatientes suicidas. Esto fue debido a la lamentable experiencia que tuvieron al no detener a los vehículos con el calibre de su fusil de asalto el 5,56 mm.

Recientemente se la vio en acción en la guerra de Irak en manos de los infantes de marina; por lo menos un integrante del pelotón la llevaba junto a su fusil de asalto. Es utilizada para el combate dentro de edificios y en una distancia de hasta veinticinco metros con postas, y mucho más del doble con munición brenneke.

La escopeta continúa en la lista del armamento operacional ideal para misiones de seguridad y control de disturbios, emboscadas e irrupciones.

Son varias las marcas y modelos que utilizan distintas fuerzas, las más notables son: las Remington 870 Express y Police Magnum; la modelo 11-87 Police en semiautomática; Winchester; Mossberg, las italianas Beretta, Franchi y Benelli y la alemana Heckler Koch.

El cartucho 12 magnum (12-76) en tres pulgadas con quince postas y con brenneke es obviamente mucho más potente y mejora el alcance especialmente para los disparos con postas. En las de repetición es un tiro algo molesto. De cualquier manera la 12-70 es apta y alcanza.

Los sistemas de fuego son de repetición, semiautomática y mixto, siendo éste último utilizado por las escopetas italianas marca Franchi en sus modelos Spas 12 y 15 y la Benelli Super 90 M-3, que está a la cabeza de las favoritas de los profesionales. Los modelos Spas 12 y 15 de Franchi fueron especialmente diseñados para la aplicación militar, pero no han tenido gran inserción en las fuerzas y generalmente han preferido los sistemas y las líneas tradicionales en las escopetas.

La escopeta puede utilizar una gran variedad de munición, lo cual es importante para las fuerzas policiales y de seguridad más que para las militares. También es posible la utilización de variados accesorios como ser: linterna, correa y culatas rebatibles. Entre las ventajas del arma se destacan: la seguridad, el poder de detención, múltiples proyectiles e impacto probable. No tiene sobrepenetración como para poner en peligro a terceros y el impacto psicológico que causa en las personas que están frente a ellas es paralizante.

En contra se puede mencionar, la limitada capacidad del cargador, la distancia eficaz con carga de postas, la falta de penetración en la selva, la dificultad para llevar grandes cantidades de cartuchos, produce desenfoque, no es tan resistente como los fusiles de asalto y algunas marcas de semiautomáticas necesitan mantenimiento adecuado y pruebas de distintos cartuchos para que no se traben.

La práctica de tiro con éste arma en posición de pie requiere del sesenta por ciento del peso en la pierna delantera y el resto en la trasera. Se deben aprender los giros correctos para mejorar el rendimiento y la velocidad en su uso. Ocurre a veces que se sobrevalora la potencia del arma por apariencias, por lo tanto es necesario que se pruebe qué tipos de parapetos pueda pasar y con que munición, analizando el radio de dispersión a distintas distancias y con variadas marcas de cartuchos. También el recargue táctico debe poder realizarse desde el hombro y cargar con una sola mano, en previsión de que el usuario sea herido.

La práctica debe incluir el qué hacer en las posibles interrupciones, que es generalmente donde el hombre se paraliza, además del desarme y mantenimiento de campaña. Los errores más comunes en el manejo de la escopeta de combate son el exceso de confianza en la dispersión y el entrenamiento inadecuado. Un hombre bien entrenado puede utilizarla además para tiro a corta distancia en una situación de rehenes. Un combatiente con una práctica de trescientos tiros comienza a utilizarla eficazmente.

En cuanto al empleo por parte de las fuerzas policiales, es el arma policial por excelencia por las bondades antes descriptas, agregándole la condición de no letal con el uso de munición antitumultos para control de disturbios.

Si bien el tiro con escopeta es quizás más sencillo que con otras armas, no por eso se debe de obviar el entrenamiento: "ir a la guerra con personal no entrenado equivale a abandonarla" - Confucio, Mayo 2003.

Seratti Ricardo

DNI 10.979.953
Asesor de seguridad y Profesor instructor de tiro.
Muchos de sus trabajos son realizados en el exterior.