CERRAR

Armas

Hombres de cartón

Si nada es verdad, todo es posible

Autor: Seratti Ricardo

Fecha publicación: 18/07/2007

"Constituyen una milicia: Regimientos de Empujadores, Batallones de Animémonos y Vayan, Panzer Divisiones de Retaguardia, Merodeadores de los Combates, Caranchos de Mataderos. ¡Ventajistas!"
Arturo Jauretche

La primera educación que recibe el ser humano surge de su hogar. Si los padres conocen y enseñan los valores perdurables del hombre se le está dando la base principal. Estos lo acompañarán toda su vida. La segunda posta es la escuela. En décadas pasadas nos hubiéramos referido a la misma como pública, sinónimo, además, de prestigio educativo y de la presencia del Estado en la formación de sus habitantes. Hoy, de acuerdo al poder adquisitivo de los padres, la educación se podría decir que es sectaria. Dependiendo del colegio privado al que lo envíen se le inculca una orientación, que tiende más a formar hombres para las empresas que para el beneficio de la sociedad y del país. Propio de los países dominados, el Estado ya no asegura que las próximas generaciones sean de hombres fuertes, instruidos y unidos para poder revertir la actual situación. Cada vez más nuestros jóvenes obtienen títulos con mayor facilidad y menor conocimiento.

Las cosas importantes de la vida, que tanto los chinos como Platón denominaban virtudes cardinales, solamente son mencionadas como para mantener las apariencias. No se está formando hombres con valores ni con el conocimiento necesario para comprender y mejorar la sociedad. Ya lo había advertido Montaigne: "Mas vale una cabeza bien formada que una cabeza bien llena". Algunos hombres, pese a haber recibido educación formal, encuadran en lo que Yosho Yamamoto define: "Un hombre que ha recibido una buena educación puede disfrazar, con inteligencia y elocuencia, su insignificancia o su estupidez, que son su verdadera naturaleza".

La formación es, en el mejor de los casos, para ser parte de una cadena de comercialización; en otros, se eligen carreras inútiles que pregona el sistema; también hay carreras universitarias que están produciendo una saturación de profesionales, convirtiéndolas en parasitarias, aunque transitoriamente son atractivas porque al haber países con un alto nivel de corrupción y mediocridad política, los jóvenes la ven como una oportunidad para el progreso individual. Cada vez hay menos vocación lo cual, en muchos casos, acelera la frustración. Samuel Smiles dijo que: "Una vida inútil no es más que una muerte mundana".

Si se coincide con que la educación parte del núcleo familiar bien constituido, no se debe esperar gran cosa en el futuro inmediato. Antiguamente a través del matrimonio se mejoraba la vida en compañía permanente de los cónyuges, para luego brindar el mejor cuidado de los hijos que produjeran. La familia alimentaba la moral proveyendo de bases al orden social que fuera minado por la aparición de la industria urbana y el individualismo. Así los hogares se fueron quedando sin hijos, sin el ruido rejuvenecedor de la descendencia. El hombre que es social por naturaleza vive rodeado de mayor cantidad de gente en grandes urbes y, paradójicamente, se encuentra cada vez más sólo.

El sistema económico reinante ha cambiado las costumbres y por ende ha roto la familia. Will Durant lo decía así: "La naturaleza instituyó la familia para poner al macho al servicio de la hembra, a la que antes había atado al servicio del hijo. Los hombres son, pues, por naturaleza esclavos de las mujeres, como éstas lo son de los hijos y de la especie; en esta esclavitud natural reside el secreto del contenido más profundo y duradero de la humanidad; Si la familia se mantiene, el orden no desaparece aunque los gobiernos se desmoronen."

Jorge Herbert opinaba que una buena madre vale por cien maestros de escuela. Desde Occidente se continúa prostituyendo a la mujer cada día más, promocionando todas las formas habidas para la exaltación de las cosas poco profundas de ellas, olvidándose de que "La hermosura -dijo Sócrates- es una tiranía de corta duración". Napoleón en una de sus reflexiones sobre la mujer, afirmaba: "Una mujer hermosa agrada a los ojos; una mujer buena agrada al corazón; la primera es un dije, la segunda es un tesoro."

Al salir al ruedo de la vida, cada vez más hombres sin la adecuada formación, especialmente en valores, rápidamente adoptan medios de lucha y formas de simulación para lograr adaptarse y progresar en la sociedad, especialmente la urbana. La simulación es empleada por casi todos en algún momento de la vida; los que hacen un arte de ella son los hombres sin carácter, denominados mediocres. La simulación implica aparentar una cosa o una acción, confundiéndola con otra sin que efectivamente le equivalga. En cambio la mentira es una forma de fraude exteriorizado mediante el lenguaje.

El simulador busca mimetizarse con el medio, logrando a veces la fama de hombre educado; su personalidad no gravita para nada sobre los demás. Los simuladores más reconocidos por el gran público son los políticos profesionales, a quienes solamente les interesa lograr beneficios personales simulando sacrificarse por el país y sus conciudadanos. Los hombres sin ideas propias se dejan llevar por las opiniones de moda, fingiendo que son ilustrados y simulando sabiduría. Palabras más o menos es la conclusión a la que llegaron hombres como el Dr. Ramos Mejía y el destacado pensador José Ingenieros en distintos trabajos realizados y muy profundos sobre lo que ellos denominaron: "hombres que no existen."

Estos "hombres que no existen", que se encuentran en buena cantidad en el mundo, son los que transitan el camino que les fuera señalado por los hombres excepcionales, cuyas ideas y acciones alumbran a lo largo de los siglos. El siglo XX ha dado varios grandes hombres en distintos campos. Para volver a encontrar el camino que nos conduzca a mejorar nuestra existencia es necesario volver a ellos y comprender sus mensajes. Solamente si se está en sintonía con estos hombres se puede producir grandeza. En ellos es posible encontrar lo más importante: las ideas base. El resto lo pueden resolver hombres honestos y con buen sentido. Smiles decía que el buen sentido formado por la experiencia e inspirado en la bondad engendra la sabiduría práctica.

La principal asimetría a enfrentar en estas épocas de guerras imperiales es el conocimiento y la voluntad de poder; luego viene la militar. La guerra psicológica a que somete el enemigo, a través de la propaganda y la desinformación, no permite pensar. El hombre se encuentra abrumado por la estupidez humana, siendo incapaz de esbozar cambios para el futuro o de recordar las lecciones del pasado. La pérdida de la memoria histórica no es un tema menor. Si se mantiene en la mayor ignorancia posible sobre el pasado, en definitiva, se contribuye a un mayor engaño en el presente. Las grandes luchas no mueren con sus protagonistas. Estas perduran en el tiempo hasta que otro luchador las lleva a la victoria y los que ya no viven, siempre serán rescatados por otros espíritus. Cuando se triunfa, el mérito es de todos, desde los que fracasaron hasta aquellos que han logrado el triunfo. Es preciso recordar lo mencionado por Mazzini: "Los ángeles del martirio y de la victoria son hermanos: ambos extienden sus alas sobre la cuna de la vida futura."

La práctica sistemática de la desmoralización busca que millones de personas se olviden de usar sus cerebros. Para ello contribuye mucho la falta de una correcta educación y de buena información. La educación es uno de los temas de los que más se habla y posiblemente sea el que menos se ejecuta. En definitiva, parecería que a ningún grupo de poder religioso, económico o político le interesa una buena educación para el pueblo. Es interpretado como un suicidio para el poder reinante. Todo el mundo predica sobre la educación, la salud, la seguridad porque son temas populares y la gente quiere escuchar acerca de eso, pero al no tomar protagonismo, sino que delegan, logran incrementar aún más la concentración del poder. La suma de los fracasos nacionales no contribuye a reducir el riesgo totalitario, al contrario, también puede llegar a pavimentar el camino para futuros líderes revolucionarios.

Como bien lo decía Sun Tzu, en cada aparente desventaja se halla una ventaja. Por el momento, se percibe que las masas se encuentran anestesiadas por la estupidez impuesta por el enemigo a través de sus agentes locales. Siempre se ha medido la grandeza de los pueblos no por lo extenso de sus territorios sino por el carácter. En todos los países es posible encontrar pensadores del campo nacional y popular, y si ya no existen, es posible aprender de ellos a través de sus libros y escritos. Si solamente se aceptara la idea de que no se están haciendo las cosas bien, comenzaría a vislumbrarse el principio de la solución. José Ingenieros sostenía: "El que no cultiva su mente, va derecho a la disgregación de su personalidad."

Pese a la oscuridad que reina en este continente, hay intelectuales y luchadores que están en claro sobre quién es el enemigo y su forma de accionar. Ya Perón estaba esclarecido, de allí que haya sido el único en crear una Doctrina y un Proyecto Nacional para la Argentina. Poco tiempo antes de su muerte en 1974 dejó otro mensaje más para los argentinos, cuando dijo: "Si alguna vez llegase a haber otro golpe, el pueblo quedará tan derrotado que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar con el voto popular, los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos". Es imposible negar que se trató de otro acierto político. Desde su aparición en la vida pública se ha buscado minimizar su pensamiento y sus predicciones sobre el futuro de los argentinos; ya Nietzsche lo advertía: "Por nuestras virtudes es por la que somos más castigados."

Siempre el enemigo del país toma como consuelo el encontrar algunas fallas del líder nacional. "Si los sabios no erraran- decía J. Herbert- sería una desesperación para los necios." Los hombres inteligentes a veces aprenden de los tontos a evitar sus faltas, rara vez ocurre a la inversa. Estos son tiempos de corrupción y frivolidad que, sin duda por provenir de personas que ocupan puestos encumbrados, ejercen influencias sobre todo el conjunto de la sociedad. No obstante, la dependencia, el reinado de la inmoralidad en varias partes del mundo, el enemigo del hombre siempre se halla dentro de él. Antes era la ignorancia, ahora es la mentira. Pese a ello, siempre hay hombres que no ceden, y ejercitan la defensa en profundidad, tratando de resistir hasta la llegada del tiempo y el espacio que favorezcan los cambios. Por el momento, se debe tener en cuenta que el común de la gente no quiere pensar y es allí donde se encuentra el éxito actual impuesto por el enemigo. El prestigioso industrial Henry Ford reflexionaba: "Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizás sea ésta la razón por la que haya tan poca personas que lo practiquen."

Los pueblos son los que marcan el ritmo de la historia. Ya ha quedado demostrado que las vanguardias por más esclarecidas que se encuentren si no tienen el pueblo detrás, con voluntad de lucha, grandeza y alma nacional se quedan solos, acabando en la cárcel o muertos. La lucha con posibilidades de éxito sólo es posible con pueblos que tengan voluntad estratégica. Los líderes señalan el camino pero luego lo deben transitar junto a los pueblos, caso contrario, eliminan a los pensantes y decididos, quedando el pueblo más sometido. Sigue vigente la enseñanza de Perón sobre la persuasión: a los inteligentes se los puede convencer. Si el pueblo no acompaña, no se pasa nunca de actos de rebeldía. Hay actos de rebelión en algunos sectores de la región pero al respecto es necesario recordar lo dicho por Albert Camus: "El movimiento de rebelión, en su origen, se interrumpe de pronto. No es sino un testimonio sin coherencia. La revolución comienza, por el contrario, a contar de la idea. Precisamente, es la inserción de la idea en la experiencia histórica, en tanto que la rebelión es solamente el movimiento que lleva de la experiencia individual a la idea. Mientras que la historia, incluso la colectiva, de un movimiento de rebelión es siempre la de un compromiso sin salida en los hechos, de una protesta oscura que no compromete sistemas ni razones, una revolución es una tentativa para modelar el acto sobre una idea, para encuadrar al mundo en un marco teórico. Por eso es por lo que la rebelión mata hombres, en tanto que la revolución destruye a la vez hombres y principios."

También se debe considerar que algunos de los actos de violencia popular son inducidos por actores que obtienen importantes beneficios, pretendiendo hacer creer que el pueblo ha obtenido resultados ventajosos. Se podría suponer que son operaciones de inteligencia empresarial.

La Historia demuestra que en todas las épocas y en todos los países hubo ideas o mitos que permitieron sellar a fuego los sentimientos de los pueblos; en el caso argentino fue el peronismo. Driencourt había expresado que: "El mito es dinámico por naturaleza. Si permanece pasivo y teórico se vacía de su sustancia". De allí radica la importancia y el esfuerzo que dedica el enemigo para continuar rompiendo los mitos. Los nuevos sacerdotes de la política imperial son los medios masivos de comunicación que proceden a realizar la propaganda y preservando, un poco, la ilusión de que el ciudadano piensa por sí mismo. La acción psicológica es ofensiva y trabaja (o bombardea) sobre dos de los sentidos: la vista y el oído. Ya lo afirmaba Oswald Spengler: "El ataque encierra la promesa mayor de victoria" y cómo defenderse si se permanece en la ignorancia. Al respecto Mackinder dijo: "La defensa presupone la comprensión del ataque". En todas las épocas, la ignorancia ha sido un elemento importante para el poder. Albert Einstein opinaba que: "Cuando una mente se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original". La confusión reinante ha logrado pueblos de papel dirigidos por hombres de cartón.

La solución es más sencilla de lo que se cree, pero éstos son momentos de distracción sin instrucción, de ignorancia voluntaria, de vacío espiritual, por lo tanto, habrá que aguantar. Al respecto, Gilbert Highet, ya en la década del cincuenta del siglo pasado, lo mencionaba en una proyección hacia el año 2000, advirtiendo que el hombre incrementaría progresivamente su pereza para pensar. También creía que se podía llegar a la ortodoxia del pensamiento ante la presencia de la anarquía, y citaba un poema de Alexander Pope: "Desaparece un Arte tras otro, y todo está oscuro. La Religión, sonrojándose, oculta sus sagrados fuegos, Y de pronto expira la Moralidad. Ninguna lumbre pública, ni tampoco privada, osa brillar; ¡No queda chispa humana, ni vislumbre divina! ¡Lo! Tu horroroso imperio, el Caos, se ha restablecido; Muere la luz ante la palabra estéril; Tu mano ¡poderoso Anarch! Permite bajar el telón, Y que la tiniebla universal envuelva todo."

Luego, se conoció el pensamiento único del liberalismo que nos trajo como consecuencia el Pensamiento Cero que tan bien describe el sociólogo francés Emmanuel Todd. Nietzsche sostenía que cuando la anarquía se hace universal, el estado natural del hombre aparecerá de nuevo.¿Será éste el principio de la solución? En la correspondencia de Juan Perón a J.W. Cooke fechada el 12 de junio de 1956, obviamente refiriéndose a esa época, le escribía: "Las grandes decisiones ideológicas se han de decidir en Europa. Nosotros seremos después lo que debamos ser por reflejo, ya que carecemos de luz propia. Quizá en el siglo XXIII o XXIV nos toque a nosotros pero todavía no estamos maduros."

Es posible que el General haya estado algo deprimido en ese período, pero, así se haya equivocado por algunos siglos, quedará reflejado sin lugar a dudas que ésta no es la época en que, en el caso argentino, se tome conciencia y predisposición para producir el cambio. El momento en el cual el pueblo identifique claramente al enemigo interno en primer lugar y luego a los externos será la señal de que es el tiempo de los cambios y como dijo Víctor Hugo "Nada hay más poderoso en el mundo como una idea cuya hora ha llegado."

El historiador romano Tácito aportaba que: "En todas las cosas parece existir como ley un círculo", y José Hernández en su Martín Fierro sentenció : "No hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte."

Los dirigentes de cartón que en estos momentos se encuentran en plenitud solamente pueden verse afectados en un solo tema. En tiempos de problemas sociales, políticos, de formas espectaculares de violencia, la nueva preocupación de la seguridad obedece al factor climático. El abuso ecológico que viene llevando a cabo el hombre ha alterado sustancialmente el clima en esta parte del globo, asemejándolo al subtropical. Tomémoslo como una advertencia. No vaya a ser cosa de que una lluvia torrencial en forma sorpresiva y en lugares abiertos nos deje sin dirigentes.

Siglos y siglos de guerras dejaron como una de las principales conclusiones que las mismas una vez que comienzan son impredecibles. La política guarda similitud. Se debe reconocer que edificar sobre la mentira ha dado grandes resultados en el curso de la historia, no obstante, cabe preguntarse si habrán previsto todas las posibles variantes por si se llegara a soltar el seguro de esta situación. "Si nada es verdad todo es posible.", sentenció Nietzsche.

Seratti Ricardo

DNI 10.979.953
Asesor de seguridad y Profesor instructor de tiro.
Muchos de sus trabajos son realizados en el exterior.