CERRAR

Caza

Adrenalina en los juncales

Siguiendo el rastro del padrillo

Autor: Jaeger E.

Fecha publicación: 04/04/2014

Los 200 y algo de kilómetros por la Autovía 2 se hicieron largos, elevado tránsito, seguramente en anticipación de un feriado prolongado y las infaltables obras de re pavimentación que como siempre complican la circulación.

Así con todo pasado el mediodía llegamos a la ciudad de Dolores donde aprovechamos para comprar algunas provisiones y cargar el combustible necesario para la embarcación que nos iba a trasladar al lugar de cacería.

Una vez cargado todo el equipo y embarcados emprendimos el largo camino por el canal hasta llegar a la desembocadura, el nivel del agua era todavía aceptable para la navegación a pesar de llevar la lancha bastante cargada.

Llegamos al destino, y descargamos todo el equipo bajo el alero de un improvisado refugio al que buen uso le íbamos a dar en la noche siguiente. Una vez descargado todo caminamos un rato para ver si se podía apreciar en la lejanía algún chancho, que según mi amigo Cris la semana anterior los habían tenido a diez metros de distancia mientras ellos descansaban un rato.

Nada logramos ver, salvo a unos 700 metros un venado de las pampas que se alimentaba dentro del juncal. Me alegro mucho verlo y me detuve un largo rato observándolo mientras se movía entre los juncos. Parece que por suerte se están empezando a ver de nuevo, señal que no los persiguen y matan como antes.

La cantidad de rastros que atravesaban era verdaderamente impresionante, pero de los chanchos nada. Volvimos a la ranchada y mientras se prendía el fuego la picadita de salame y queso vino bien acompañada de un buen tinto. El plato principal, magistralmente preparado por Gustavo fue la lisa a la parilla.

Después de cenar, descansamos un rato y nos preparamos para salir a dar una vuelta por los cangrejales aprovechando que le marea seguía alta. Al salir de nuevo al canal las lisas saltaban hasta por encima de la lancha. Una me pego en el pecho para caer en el piso del bote.

Navegamos por espacio de una hora sin avanzar demasiado porque teníamos la corriente en contra, varias veces nos encajamos en el barro para poder salir con la ayuda del remo y marcha hacia atrás. Sobre las orillas se veía gran cantidad de rastros de chanchos que bajaban al agua.

En un bordo alto pudimos ver un padrillo que salio disparado hacia lo más profundo de los juncales, otra vez una chancha que la dejamos seguir su curso.

Y así recorrimos canales grandes y pequeños, cangrejales y arroyitos. Ya estábamos por pegar la vuelta cuando al costado del canal iba caminando a unos 120 metros un padrillo de los grandes, según el gordo tenia colmillos muy grandes, cosa que yo no alcance a notar. Arrimamos la lancha a la costa y mientras el chancho seguía caminando ahora mas rápido levante la carabina Ruger 270 y le apunte al codillo.

Solté el tiro pero no escuche el clásico golpe del impacto. Yo estaba seguro haber tirado bien pero los diez minutos que duro la búsqueda a veces me hicieron dudar de mi suerte. Al rato Cris grito, ?aquí esta, que padrillo!?. El alma me volvió al cuerpo.

Ahora el problema real era sacarlo del juncal, pasarlo por el barrial de la costa y subirlo a la lancha. Eso demando un buen rato y esfuerzo, pero al final logramos subirlo.

Una vez de vuelta en el campamento lo abrimos y Cris le saco el corazón, partido! La punta SST había hecho bien su trabajo sin llegar a salir del otro lado. Un muy lindo ejemplar con casi 24 cms. de colmillos, de 3,2 cms. De ancho y buenas amoladoras.

Un buen final para ese fin de semana largo. Y volveremos...

Jaeger E.

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