Caza

Vuelta al río Colorado

No pasarán 20 años para volver

Autor: Jaeger E.

Fecha publicación: 23/01/2013

Auspicia: Marcotegui Guns

Hacían mas de 20 años, que faltaba de la zona de Río Colorado en la Provincia de Río Negro, en aquella oportunidad había ido a cazar a dos campos diferentes para hacer unas notas de cacería para una revista para la cual no escribo más. Entre ellos estaba "La Pepita" regenteada por un personaje José Carlos Romo, de sobrenombre "Cartucho". Guardaba un lindo recuerdo de ese viaje.

Y pasaron 20 años, la tecnología del facebook un día hizo aparecer su nombre y nuevamente entramos en contacto después de intercambiar algunas fotografías de aquellos años.

Fue así que luego de algunas consideraciones, algunos amigos cazadores que se arrepintieron a último momento (como pasa siempre), finalmente reuní un grupo de cuatro, dos de ellos que recién se inician en el mundo de la caza mayor, y partimos días antes de la luna de Noviembre en dirección a Río Colorado. Viaje largo si lo hay, y para colmo, desde Bolívar hasta Macachin, lluvias torrenciales que nos obligaron a pasar la noche en ese pueblo pampeano.

Salimos tipo 7 de la mañana, después de completar el tanque de gasoil y antes de las 11 lo estabamos llamando a Cartucho con quien nos encontramos para sacar los permisos de caza correspondientes. Era la primera vez que lo veia con corbata. Con el GPS, mi memoria de los lugares donde fui una vez hace 20 años no me permitía recordar más que para ir al campo pasabamos por el cementerio ), salimos del pavimento y cubrimos los 80 kilómetros de ripio que nos llevarían al campo.

Y llegamos a destino, donde Fabián el encargado nos estaba esperando con unas milanesas de avestruz y tras el almuerzo mientras acomodabamos los bártulos apareció Cartucho que recién salía del Banco (donde trabaja).

Después de una obligada siesta vinieron los comentarios sobre el movimiento de los chanchos y Fabián aprovechó para comentar que un un puma había matado y se había comido dos corderos a pocos metros de la casa dentro del corral. Por las huellas aparentemente era una leona porque tambien había rastros de un par de cachorros, mas tarde descubrirían tambien una oveja muerta cerca. Así nació la idea de tratar de cazar al gato.

Ni lerdo ni perezoso Christian dijo "Voy yo...", y se preparó para la apostada para lo cual cerca de la oveja muerta le ataron un cordero. Para hacerla corta a eso de las 10 y media de la noche se hizo presente el puma y un tiro de .270 lo mandó al cielo de los gatos. Era un macho y sin rastros de lana en la panza por lo cual no era el que mató los corderos. En ese campo hay más gatos que en Black.

Volviendo al tema de los chanchos en varios lugares había rastros importantes y así se decidió mandar a cada uno de los hermanitos Vera a un apostadero diferente. Y vaya con los apostaderos, Cartucho, sin duda, conocedor de las costumbres del jabalí, no tiene apostaderos fijos. En cambio dispone de varias carpas / apostaderos muy bien camufladas y de Cabelas. Eso permite moverlo donde estén los rastros y no estar en un apostadero fijo esperando que al chancho se le ocurra bajar.

Me comentó Cartucho que hacía algo de 10 lunas bajaba un chancho, que ya lo habían apodado "El Mañero", varios cazadores lo habían visto pasar sin poder tirarle, uno le había errado, y así se había ido salvando. Sin horarios fijos aparentemente bajaba o en un molino, o en un charco de barro al costado de una picada a 3000 metros del molino. Su rastro mostraba unas pezuñas delanteras gastadas bien mochas. Decidimos que lo iría a esperar, ya a eso de las seis de la tarde, después de repartir a los otros cazadores, fuimos al molino y detrás de un alambre armamos la carpa yanqui. Y me senté a esperar, y como decía Sabina, se hicieron las 10, y las 11 y las 12 y la una... y nada.

Poco a poco el cielo empezó a nublarse. Los teros gritaron toda la noche, pero todo lo que bajaban eran zorros. A eso de las dos y media de la mañana sentí el ruido del alambre, me puse atento y cerca de la bebida apareció una mancha negra de la altura de un chancho. Esperé a ver para que lado caminaba y me aseguré que no era un ternero, me encomendé a la diosa Diana, apunté a lo que parecía la cabeza y disparé. El 7x64 lo dio por tierra, esperé a que terminara el pataleo, tomé la linterna y me fui a verlo, mejor dicho a verla: era una chancha mediana, cosas que pasan. Maldije mi suerte y me volví al apostadero. Minutos mas tarde apareció Fabián para ver s i me iba o me quedaba y opté por lo segundo.

Espera inútil que fue hasta las 6 y media que me pasaron a buscar. Fuimos a ver el otro charco, y si, el Mañero había estado ahí, y en un momento, tal vez cuando tire se había quedado parado. La decisión fue rápida. "Esta noche no me muevo de aquí". Estudiamos el viento y elegimos un lugar a unos 120 metros donde armar el apostadero. Que al final lo armamos del otro lado porque el viento había cambiado.

Echamos junto al alambre algo de maíz fermentado y tambien algo de agua al barro, y a las 8 me senté a esperarlo.

Eran las 9 y media de la noche cuando se levantó un viento tremendo que casi me vuela con carpa y todo, cosa que duró por espacio de una hora, después de lo cual se arremolinó y finalmente quedó cruzado.

Se hicieron las 11 y las 12, seguí esperando y solo apareció un zorro. A eso de las tres y media cuatro, ya me estaba venciendo el sueño, y me costó un gran esfuerzo mantenerme despierto.

Creo que a eso de las cuatro y media, cinco menos cuarto, entrecerré los ojos y me dormité un poco, algo me hizo abrir los ojos y miré al charco, distante a unos 120 metros. Y estaba ahí!!!. Revolcándose en el barro con su enorme cuerpo, me quedé un instante mirándolo y tomé el viejo BRNO 7x64 y le disparé una vez, dos veces y un tiro más por las dudas. Se quedó inmóvil, esperé un par de minutos, tomé la 45 y me fui a verlo. Por las dudas le di un par de tiros en la cabeza y lo mandé al cielo de lo porcinos. Era el Mañero!! Buenos colmillos, largas amoladeras y el clasico hocico extendido del jabalí puro.

Me invadió una gran alegría y me senté afuera del apostadero en la silla a esperar que me buscaran. Miré el reloj, eran las 5 y cuarto de la mañana. Pasó Benedicto con su vieja Ford F100 y entre los dos renegamos un rato para subirlo arriba de la caja. Volvimos para la casa y ahí nos encontramos que uno de los Vera, Cristian, había matado un padrillo chico y una chancha, gran comienzo para el nuevo cazador. Su hermano al otro día también mató un padrillo medianito, mientras que el cazador de pumas no tuvo éxito con los chanchos.

La última noche salió como un relámpago (es casi tan acelerado como mi hijo Federico), acompañado por Fabián, para ver un "padrillo" que bajaba cerca de la casa, y le tiró con el 30-06 de otro Cristian, y resultó ser una chancha flaca, como dije cosas que pasan...

Ya no volví a apostarme, había ido a cazar un jabalí, y ya lo había hecho, disfruté del último día, y sobre todo del cordero al asador de la despedida que hizo don Benedicto Sofanor, a quien le compré unas bolsas de leña de piquillín para usar en mi parrilla.

Y una cosa digo, no van a pasar 20 años más para que vuelva a Río Colorado.

Jaeger E.

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